Las hadas son seres fantásticos de la mismas características que los gnomos o los duentes que tendrían por misión la protección de la naturaleza.
Visualmente, se las suele representar, sobre todo en la actualidad, como mujeres jóvenes y hermosas dotadas de alas. Los disfraces de hadas disponibles en el mercado para consumo del público infantil, tan populares entre las niñas, reflejan esta estética de tules y brillos, alas transparentes y varitas mágicas en punta de estrella.
En las tradiciones medievales, los relatos las vinculan a hechizos y encantamientos. Las hadas tenían un saber que les permitía conservarse jóvenes y bellas, cuando no atesorar grandes riquezas.
En Cantabria se las llama anjanas, entre las que están las Ijanas del Valle de Aras, cuya característica es que tienen pechos decomunales y son feas, pero pueden cambiar de apariencia a voluntad. Este mismo tipo de hadas se encuentra en la isla sueca de Gotland. En Galicia se llaman sacias, en Cataluña además de fada, se le llaman goljas y en Baleares Damas de aiguo. La mitología nórdica y la griega -encarnada en las ninfas y dríades de Homero y Ovidio- influyeron en el concepto que los primeros bardos se formaron de las hadas, pero andando el tiempo la influencia celta fue más determinante.